Desde la ventana



"Cuando ignorabas qué eran las palabras, y el mundo era nuevo como una mañana, una noche reconociste su pálida tez. ¿Cuál era el jeroglífico ignoto que tu espíritu se empeñaba en descifrar? ¿Era el recuerdo de un sueño, de una vida pasada? Una luz azulada emanaba de su redondez. Tus ojos, tus labios, tus brazos, se abrieron, ansiosos, a su presencia alba y callada. Sorbiste su aliento de plata con avidez. Alguna vez creíste que lloraba, mil hilos negros surcando su rostro. Pero no había nada; estéril y fría, era la entrada a ti mismo, a tu mirada. Existía en total estolidez. Donde había un sol brillante era en tu pecho; lo que su luz de diamante emulaba era tu reflejo. Moviendo mareas, guiando navíos, pendía a lo lejos, abstracta y sin dueño. Nunca fue tan bella como la pintabas. Sólo un enigma atesoraba su desnudez. ¿En qué lugar se escondía la mágica escala con la que hender su soledad? Comprendiste que era la clave de acceso, la puerta de umbral. Y si la cruzabas, ah, si lo hacías... Entonces vendría lo demás: el vacío y el todo, los candiles moribundos al otro extremo, la laguna del espacio sideral. Cada vez que tu mundo se acostaba, la vuelta de su realidad te desvelaba. Por esa razón supiste que la amabas. Y aceptaste gustoso, rendido, su hechizo lunar."



Prosa poética de la niña del Mar titulada “Desde la ventana” (2013), dedicada a el niño de la Isla, su soñador y querido cosmonauta en el día de su aniversario, en homenaje al viaje interestelar que realizan juntos.




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