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Mostrando entradas de abril, 2019

En prisión

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Dijo el sabio que todos somos reos condenados a penas de muerte irrevocables. Por eso no importa el lujo o la comodidad de nuestra prisión, ni la amabilidad o crueldad de nuestros guardias, ni la esperanza o el escepticismo ante un posible indulto que jamás llegará. Lo único realmente importante es con quien compartes la celda. Si el cautivo que está a tu lado es la persona adecuada, las cadenas se rompen, los muros se derriban y puedes volar a través del espacio y del tiempo: su presencia te hace infinito e inmortal. No hay nada, no hay nadie, que pueda retenerte, ni siquiera tus captores o esa sentencia que nunca se conmutará. Así que te miro a los ojos, mi amado compañero de presidio, y te cojo las manos, para poder darte las gracias, y de forma parecida a la de otro sabio, declarar: «La muerte morirá».* [*Los sabios son Albert Camus y John Donne] Texto "En prisión" (abril de 2018), de la Niña del Mar, dedicado a su esposo en el día de su aniversario.

La puerta

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Quien haya perdido la esperanza y la alegría, quien ya no tenga fuerzas para nada, que llame a esta puerta. No es gran cosa: no da acceso a templos de saber ni de fe, ni tampoco al lujo, la belleza o la fama. Es solo una puerta humilde y desvencijada, donde el paso del tiempo y las penurias han dejado innumerables marcas. Desde lejos se aprecian sus crujidos y grietas: es una puerta antigua, cansada. Al que llame, que lo sepa: al otro lado no le esperan pasiones de leyenda, lugares de ensueño, cofres de riquezas. Contiene paredes, techo, suelo, algunas risas y muchas lágrimas. Pero la puerta es eterna y sabia. Y el miedo, el rencor, la envidia, la rabia… desparecen al cruzarla. Si careces de ilusión y energía, si crees que todo es en vano, apresúrate y llama. Hazlo suavemente, sin dogmas, sin violencia, sin intolerancia… …Y tuyo será el único don humano: sentir a otro colmando tu alma. Poema "La puerta" (abril

O Fortuna

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llevo tu corazón en mí (lo llevo en el mío) nunca estoy sin él (tú vas dondequiera que yo vaya, amor mío; y cuanto yo hago lo haces tú también, mi vida) no temo al destino (pues mi dulce destino tú eres), no deseo ningún mundo (pues radiante tú eres mi mundo, mi verdad) y tú eres todo lo que la luna siempre ha sido, y todo lo que el sol siempre cantará eres tú he aquí el más profundo e ignorado secreto (he aquí la raíz de la raíz y el brote del brote y el cielo del cielo de un árbol llamado vida; que crece más alto de lo que un alma puede esperar o una mente, ocultar), y es el prodigio que gobierna a las estrellas llevo tu corazón (lo llevo en el mío) E. E. Cummings Versión de Elisenda N. Frisach. Poema escogido por la Niña del Mar para su esposo en el día de su aniversario. Pintura “O Fortuna” (2013) de Dan Colen .