Encuentro

Un día, esperando mi turno para ver una película en el cine, conocí a la niña del mar.

Una amiga común nos presentó y no pude evitar sentirme fascinado por ella. Brillaba como nadie. Su belleza, simpatía, sonrisa y conversación me dejaron cautivado. Me dije a mí mismo: "Yo quiero una así para mí", y me sorprendió pensarlo, pues en los últimos tres años apenas había conocido a ninguna mujer que me dejara huella, que me atrajera lo suficiente como para desear ser su pareja.

Como estábamos asistiendo con amigos a un festival de cine, a los tres días volvimos a coincidir. Esta vez me sentí aún más encandilado. Traté de observarla todo lo que pude y mostrarme amable ante ella. Mi atención se centró en sus palabras, en su cuerpo atractivo, su sentido del humor... desee volver a verla de nuevo, aunque dependiera de mi amiga.

Le propuse una cita y aceptó. Comimos juntos, fuimos al cine, y de madrugada nos despedimos.
A los dos días ya estaba enamorado.

Así comenzó una nueva etapa en mi vida.

El niño de la Isla amando a la niña del Mar.