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Mostrando entradas de febrero, 2010

Robot

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"HELMAN: No son sensibles, son agudos, estremecedoramente agudos, pero nada más. No tienen voluntad propia. No tienen pasiones. No tienen alma. ELENA: ¿Ni amor, ni deseo que resistir? HELMAN: No. Los robots no aman, ni siquiera se quieren a ellos mismos. ¿Y deseo que resistir? No sé. Muy rara vez, muy de vez en cuando... ELENA: ¿Qué? HELMAN: Nada en particular. De vez en cuando parecen estar fuera de sí. Algo semejante a la epilepsia. Le llamamos el calambre del robot. De pronto se les cae de las manos todo lo que tienen en ellas, se ponen rígidos, les rechinan los dientes... y hay que llevarlos a la trituradora. Evidentemente es alguna avería en el mecanismo. DOMIN: Alguna imperfección que hay que hacer desaparecer. ELENA: No, no, es el alma. FABRY: ¿Cree usted que el alma se hace visible en el rechinar de los dientes? ELENA: No sé. Quizá sea un signo de rebeldía. Quizá sólo sea una señal de lucha." Dedicado a la niña del